No hay vacíos que se escapen, hasta el silencio obtuvo voz y
es que me sentí invencible, por ti. Un par de identidades de alguna historia que parece
que nunca sucedió. Sin embargo, en mi mente aún continúan sonidos de unos besos de cejas pobladas. Aún siento
unas manos que dibujan un tierno recuerdo. Soy cortés, pero parezco
desinteresada. No te miro, qué chica para más rara. De pronto, capturas toda mi
atención. Me hipnotizas y no me quiero ir. Tengo frío y en un instante, tú ya entibiaste
mis yemas, mi corazón y mi nariz. No tengo miedo, por ti.
Haces que no pare de reír. Cierro mis ojos y confío en ti.
Resalto mis defectos, los enumero. Una barba castaña me escucha y respira por
mí. Tus ojos no se me escapan, hacen que me muera, por ti.
No me aparto de tu lado. Abro los ojos y es verdad lo que
está pasando. Tú estás allí. Me estás mirando y abrazando. Sólo conoces palabras
dulces y yo me derrito, por ti. Finjo sosiego mientras pienso que estás ciego. No
digo nada, pero mi mirada no engaña y estoy feliz, por ti.
Nos reímos, jugamos y bromeamos. La casualidad se ha juntado con la coincidencia. La felicidad en picos altísimos se manifiesta. Sonríes con mis comentarios tontos. Los dos somos un pastel humano con exceso de azúcar. Igual es mi favorito, por ti.
Pero el tiempo hizo con la realidad un pacto que sólo duraría un poquito. Me pierdo entre tus dedos y encuentro un refugio en tu
pecho. Tengo que ser fría conmigo, ya me tengo que ir. No quiero decirte más de
mí. No esperaba que aparecieras justo cuando te vi. Me miras y no necesitamos
pronunciar nada. Me besas y la pena se llena por completo dentro de mí. Mi
inconciente quiere que preguntes de nuevo y contestarte todo. Mi cabeza es un caos, yo no sé qué
debo sentir. Quiero abrazarte y no separarme de ti. Pero lo correcto es dejarlo todo ahí. Camino sola, quiero correr y alejar aquellos momentos de mí. Mi
corazón se hace pedazos, me siento infantil. Me quedo paralizada, por ti.
Continúo con mi rutina, con mis botas y mis ironías.
Ha pasado el tiempo y a veces creo que sólo fue un sueño. Pero, me acuerdo de
ti. No tengo nada a mi favor, ni te acordarás de mí. Pero tienes una minina que
te puede hablar de mí. Tanto miedo que le tengo a los gatos y quizás ella pueda
buscarme, por ti.
Tengo ganas de encontrarte y decirte que estoy aquí, pero el
miedo me atrapa y sólo voy por ahí.