viernes, 4 de julio de 2014

Lecciones personales.

A veces la ausencia, desespera. Dejas de ser tú y te vuelves ansiedad. Su recuerdo, su olor, su compañía no dejan de rondar por tu cabeza ante la actual situación de que estás sola. No es que te aterre la soledad, sino la idea de que él ya no está. Te empiezas a torturar y sigues y sigues. Te cierras en ti misma y la verdad, creo que no está mal. Es parte de aprender. Hundirse, llorar hasta el amanecer, decir cosas que no se sienten, extrañar, detestar para volver a extrañar. Intranquilidad. Desconsuelo. Pena. Miedo. Remordimiento. Deseos de que sea otra la realidad.

La casa se siente grande y vacía. Eres una noctámbula que no se baña, que no quiere salir. A veces pronto, a veces después, pero el tiempo de hundirte llega sin avisar. Tratas de desviarlo, de distraerte un poco, pero el dolor se mantiene ahí, perenne. No estás pensando ni siendo racional. Sientes miedo de hacerlo. Pero, de alguna u otra manera, toma forma. Luego de que todo se intensifica, se clarifica. Y comprendes, entiendes. Te haces responsable, porque en verdad, no se trata de culparte ni culpar. Se trata de aceptar, de asimilar, de quedarte con lo mejor. Reconocer lo bueno que fue, lo feliz que fuiste, porque qué hay de malo con haber entregado el corazón. Se trata de dar, de sentir libertad. Así lo decidiste, así lo hiciste. Lo escogiste a él y  le diste tus circunstancias. Qué hay de malo. No pretendas que domine el egoísmo o el afán por nunca querer perder.

El amor es libertad. Es estar bien con él o sin él. Es estar bien sabiendo que ambos lo van a estar. Todos tenemos diferentes formas de querer. Es duro de entender. Te liberas de ti mismo al momento de comprenderlo. Ecuanimidad, no sé. Has repetido los mismos errores de situaciones pasadas, los que se supone te habías prometido no repetir jamás. Cada momento es diferente. Muchas veces se actúa sin pensar. No se trata de justificar, sino de conocerte un poco más. Nada va a cambiar el pasado. Ya va a ser mañana, el tiempo avanza, el futuro llega. Tienes que dejar de ser ansiedad. Tienes que mutar en amor y libertad. Comenzar de nuevo sola, con miedo, sí, pero no por eso vas a dejar de caminar.

Quizás no estabas lista. Algo, necesariamente, debías de aprender.