sábado, 6 de abril de 2013

Desnudez

Ha llegado la noche y hace calor.
Sólo quieres permanecer en silencio.
Hace tiempo que no hay cigarrillos en casa.
Dejaste de fumar, no?
El drama te ha dado la mano.
Intentas safarte.
Piensas en emborracharte, 
divertirte hasta morir.
No sabes de qué hablar.
Tu caparazón es lo más sensato.
Tantas malas costumbres,
no te arrepientas de nada.
La vida te ha sonreído,
te ha dado la espalda, te ha recogido.
Has conocido el amor, el placer, el dolor.
Muchas veces no te atreviste,
pero las cosas llegan por sí mismas.
Derrepente, cuando menos lo esperas,
ni siquiera lo piensas, todo simplemente ocurre.
Puedes saber que va a pasar cuando falta poco.
A veces, decides callar y esperar.
Todo depende de las personalidades.
No es cobardía, no es valentía.
Sólo es una decisión.
Estar asustado es normal.
Los pensamientos van y vienen.
Todo es un desorden, un desconcierto.
Recuerdas lo que dejaste de lado,
a pesar de lo mucho que te gustaba.
 Escogiste preponderar.
Te fuiste por lo más seguro y pensaste que después,
sí, después, te dedicarías a lo que te encantaba.
Ahora entiendes que nunca debe dejarse de lado lo que uno ama,
lo que a uno le gusta hacer.
No todo ha sido en vano.
Nada ha sido en vano, en realidad.
Has sido capaz de volar y permanecer en el viento.
No has sido una mujer mojigata.
Has conocido tus principios y también te has portado mal.
Y lo mejor es que nunca nadie va a decir que fuiste normal.
No hay nada por qué temer.
Las cosas tienen que pasar.
Todo  regresa a un orden,
siempre.


Ellos.

Ella ha sido muy feliz con varias historias parecidas: Freddie Mercury y Julio Cortázar, en la vida real; One day, Rayuela y  La amigdalitis de Tarzán, en la ficción.
Ha sido una mujer complicada: dulce, pero a veces, mala. Ha mutado de vez en cuando. Cada etapa la ha marcado. Ha cambiado de objetos y personas. No se ha obsesionado durante mucho tiempo con nada. Se ha puesto tiempos exactos para llevar al máximo nivel sus emociones y de vez en cuando, sus sentimientos. Pero, todo ha sido matemáticamente calculado. Así todo ha sido más fácil de llevar.
En lo único que nunca ha pretendido calcular ha sido en lo que sería capaz de hacer por  su familia y por dos personas más. Dos personas que ha amado sin medida, por las que sería capaz de hacer cualquier cosa, para decirlo de la forma más simple.
Nunca ha entendido por qué las quiere tanto y cómo ambas son capaces de hacerla tan, pero tan feliz. Y las dos, una siendo hombre y la otra, mujer, han llevado a la realidad a sus personajes favoritos.

Nunca nada fue planeado, simplemente se dio la coincidencia y así, la belleza de la imperfección.
Ella rompe todos sus parámetros, las lecciones aprendidas, los malos recuerdos y su amargura cuando está con ellos. Los ama y tal vez está perdidamente enamorada de la esencia de ellos dos.
Engríe, tolera, llora, ríe, sencillamente es ella con ellos. No se esconde, no se asusta, confía.
Pero ahora ella está muy asustada y ellos están lejos. Tiene miedo de no llegar a verlos. Ha sido recurrente en repetir mil y un veces demasiados te quieros hacia ellos. Y también, ella puede irse tranquila porque sabe que ellos dos la conocen más que nadie y por ello, saben que son lo único que jamás podría ella cambiar. Pero también sabe que pudo hacer más y tiene miedo de que ya no le alcance el tiempo. Ahora el reloj se queda sin pila, día a día. Habían muchos planes que pueden quedarse  sólo en ideas. Ella se va, ellos se quedan. Le hubiera encantado contarles las canas, cuidar a sus sobrinos. Está asustada. Y lo único que quisiera sería verlos a ellos porque como ellos saben, todo lo demás le llega al pincho.