viernes, 28 de septiembre de 2012

C'est fini!

Ahora que mis momentos de no-hacer-nada se han incrementado un poquitín, le han dado tiempo y lugar para repararle las alas a mi mente y que se ponga a volar. En mis madrugadas-mañanas-tardes-noches de meditación, consideré que no era necesario juntar unos minutos para dar por terminado algo. Pero, considerando que mi manera peculiar de cerrar algo es escribiéndo un poco, creo que es sano ordenar todo y ya, let it go.
Llega un momento en que las preguntas empiezan a responderse por sí solas y cada mañana que te ves en el espejo, descubres que estás bien, para luego darte cuenta que estas de puta madre. Estás siendo nuevamente feliz. Al comienzo, no te la crees, pero con el pasar de los días, descubres que tu estado normal is back.
Te das cuenta que todo sigue un proceso. Ya pasaste lo más duro y también lo más penoso. De pronto, son cositas lejanas de las que es bueno despedirse.
Estás lista para cerrar el tomo número (llénese con el tomo que a usted le corresponda) de tu vida y es tiempo de abrir otro.
En las últimas hojas, sé que este tomo tiene un final feliz, le voy a poner uno así, porque estoy sonriendo de nuevo y eso, para mí, es lo más importante.
Dejé de idealizar, de sentir. Pisar tierra fue difícil, pero ya lo hice.
Puedo decir, sin ninguna intención escondida de dama despechada que ya olvidé, ya perdoné y me he vuelto a querer.
No sentir nada no está mal. Es saludable para mí.
It`s gone.
And I'm so happy, now.
Para terminar, creo que es bueno que en la última página esté la canción que resume la historia y bueno, cierro este tomo con la sensación de sentirme nuevamente yo en mis cabales.



lunes, 24 de septiembre de 2012

Qué más... sólo da


Entender que la vida si dejas que se vuelva una burbuja, tarde o temprano alguien la va a reventar  y te vas a caer, te va a doler.
Es  mejor pisar tierra y sonreír con lo mucho que se te ha regalado.
Tienes los árboles para abrazarlos todo lo que quieras y sentir que aunque no puedan hablarte, están respirando como tú. Encontrar una sincronía y sentirte libre de prejuicios, de tanta estupidez con la que el mundo ha pretendido cambiarte.
No te contamines.
La armonía de la paz te ha esperado la cantidad de segundos en los que te has golpeado la cabeza con tantos porqués que al final terminan por confundirte más.
Para qué odiar si hay tantas razones para amar.
No tengas miedo.
Ama todo lo que puedas porque es de lo único que jamás vas a arrepentirte.
Da todo lo que te nazca dar.
Cierra los ojos y luego, ábrelos lo más que puedas y ríe, ríe por todo lo que se te ha regalado, sí, a ti.
No esperes nada a cambio. Simplemente ama, basta con eso.
Porque del amor vinimos, por el amor vivimos y para el amor nos dirigimos.




domingo, 9 de septiembre de 2012


No es muy fácil pretender borrar la mitad de un 2011. Tomar litros de cuentos como si fueran gaseosas y todavía heladas, me ha distraído algunas horas, pero no han servido a la finalidad de mis pretensiones.
Me dispuse hacer lo que más me gustaba, he sonreído, pero ni siquiera esos gustos han satisfecho las mismas pretensiones que ya me están gastando.
También traté de buscar en el pasado a un sapo verde del que alguna vez me había enamorado y, mierda, tenía que pensar antes de pronunciar su nombre porque si no lo hacía, se me salía el tuyo, así, casi de golpe.
Al darme cuenta que pasado y presente apestaban, trepé como loca, tratando de alcanzar el futuro más cercano, para poder salvarme, supongo. Salté lo más alto que pude, corrí y traté de despedir a los momentos en que me quedaba en mute causados por el corto (con nosotros de protagonistas) que se me venía a la cabeza y me dejaba un tantísimo ida.
He entrado a librerías, he buscado en Julio y Alfredo (Córtazar y Bryce, antes de que pienses que tan rápido te he cambiado) compañía. Me he abrazado de sus libros para terminar leyendo a Elena Poniatowska y Viviana Mellet como desquiciada.
He leído mil veces un mismo artículo en el que me siento descrita y la verdad que mis intenciones de hacerlo una y otra vez, fueron querer levantar mi ego y sentirme un tanto interesante y misteriosa y así, creer que merecía un plebeyo que pueda subir los un mil escalones para alcanzarme.
Cuando me he sentido sola, me he acostado y antes de permitirme ponerme triste o tan sólo que se me escape una sola lágrima, he preferido quedarme dormida. No sabes cuánto, pero cuánto he logrado pelearme con mis usuales insomnios y he sido una durmiente no tan bella, pero sí fugitiva. Eso lo tienes por demás, claro.
He escrito un par de cuentos con las ganas de que piensen que estoy loca y así, he logrado divertirme un poco, a veces. He cantado desafinado, casi gritando y me ha dolido por más de dos semanas la garganta.
No te he extrañado varios días, la he pasado genial con mis libros, mis amigos, pero he odiado intensamente los momentos en los que todo anda bien y de pronto, tu rostro aparece en mi cabeza y tengo mucho miedo de encontrarte y de si vas a saludarme.
He caminado pensando que tal vez justo ese día vaya a encontrarte y en el fondo, te busco con disimulo y cuando me rindo, me acuerdo de los buenos momentos... pero cuando siento que la pena se aproxima, no sé como hago para llegar a casa, tirarme en mi cama y dormir, al fin y al cabo.
Es por eso que concluyo que aún nada logra ayudarme con mis pretensiones. Pero ha pasado el tiempo y va a seguir pasando y todo se va a ir solucionando, no?