martes, 25 de octubre de 2011

Dios

Hace unos años, en las clases de Religión, me dijeron que habían cosas que nunca las iba a entender, "misterios" les llamaron, pero que simplemente teníamos que creer. Lógicamente, uno no va a dejar de cuestionarse hasta que finalmente mediante sus conclusiones o puede acercarse más a Dios o declararse ateo y punto. Decisiones que corresponden a cada uno. Por mi parte, fui por una temporada una cucufata de mierda, con fundamento y sì pues, creo en Dios.

Si es que no me equivoco con la edad exacta, creo que a los 13 caí en duda. Cuestioné todo. No podía creerme la teoría o seguir repitiendo el Credo sin saber si realmente las cosas eran o no así. Sentía que no era un títere y empecé con las perdidas brutales en mi cabeza mientras la gente hablaba, tratando de encontrar respuestas.
Me asusté en un principio, pensaba que pecaba porque sentía que mi fe declinaba, luego de no haber dejado de rezar cada noche y todas esas cosas. Sentía que estaba traicionando a Dios si es que existía.
Así que comencé con mis investigaciones...y descubrí que hay respuestas inteligentes para cada cuestión religiosa. Todo agarra sentido empezando con Aristóteles y el motor inmóvil, para los escépticos.
Siempre he sido puro sentimiento al final así que más allá de las conclusiones a las que llegué con mis intentos de alucinarme Dora la exploradora, creí fehacientemente en Dios en momentos fuertes y difíciles. Creo que cuando se llega a sentir su presencia, cualquier duda de mierda se disipa y uno llega a entender que tiene una inteligencia limitada y que no puede pretender querer comprender todo...y que simplemente tiene que creer y amar. Ahí se le siente, cuando por fin puede sonreir el alma.
Fuera de la religión que se lleve, de los ritos que se tengan que cumplir, saber que allá arriba y que en este momento, aquí a mi lado, hay alguien que no me va a dejar nunca, puta, es lo máximo...
Me he alejado de El mil veces, he regresado a El otras mil, quise ser monja dos veces y me he ido a la mierda, muchas más... pero amando uno entiende y comprende, no?

martes, 18 de octubre de 2011

La razón se ha equivocado

Nada calma el peso de la conclusión.
Mi pecho no soporta el peso de mi decisión.
Las pesadillas anunciaban esto.
El tiempo no calma nada.
Sólo aumenta el peso del dolor.
Ganas de retroceder los momentos.
Y de oprimir algún botón.
No puedo resistir.
Me desvanezco.
El centrito de mi corazón se detiene.
Agonizo.
Un corto circuito está cerca.
Mis brazos se ponen tensos.
Estoy tiritando.
Estoy gritando.
Estoy llorando.
Estoy muriendo.
Fumar ya no calma nada.
No quería esto.
Así, no.
Fui fuerte
porque tú me sostenías.
Nunca quise lastimarte,
a ti, no.
No vas a dar un paso atrás.
Estoy inmutable.
Quiero buscarte.
Quiero pedirte que me perdones.
Quiero que me perdones.
Amigo.
Cómplice.
Dime.
Quién va a llevar una pantera en su pecho.
Quién no va a bailar la música que todos bailan.
Quién va a andar tan desalineada y despeinada.
Quién te va a creer McGiver.
Quién te va a arruinar tu  sueño.
Quién te va a ser un mal usuario de la biblioteca
A quién le vas a decir que te hable bonito.
Quién te va a colgar tantas veces.
Quién se va a rayar por cosas que no entiendas.
Con quién te vas a ir a la mierda y la vas a disfrutar tanto.
No escuches a la razón, no.
Yo lo hice y mira cómo cagué todo.
Vamos, regresa.