lunes, 26 de septiembre de 2011

c'est comme ça

A veces me dedico canciones y me las canto sutilmente como si solo pretendiera molestar a mis vecinos cuando sólo quiero molestarme a mí solita, como hoy.
Soy una zona para fumadores, al fin y al cabo donde sólo se le hace descuento a mi soledad.
Se puede fumar las 24 horas y sí pues, reservo el derecho de admisión porque solo puede entrar un cliente: YO, sin personas que no paren de hablar, con un par de audífonos cagando al tímpano.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Autobiografía

Unas oscuras en dedos delgados, fragilidad que disimulo con mi apariencia, difraz que esconde mis adentros. Comunicaciones secretas con los cigarros,dulce amargura que estoy sintiendo. Desorden en mi habitación alumbrado con la luz que disipa mi indecisión. Cansada de mentiras que me engañan en cada ocasión. Inocencia desdibujada por la traición. Carita llena de lágrimas por la insensatez de creer que me van a querer así como soy. Pero es tiempo de sincerarse, no?

De pequeña rompía las panties y los zapatos de charol por preferir juegos de los niños. No me aceptaron en dos colegios y lo más idóneo, para ellos, fue un colegio de mujercitas. Nadie me soportó.
Sermones, castigos, pero según mi psicóloga, lo que pedía era amor.
Solita con 4 años, odiando alguna actuación cada día del padre, bailando bonito para mi abuelo que fue el único que siempre me fue a ver. Intentando ser buenita por mi abuelita, memorizando alguna oración. Rezaba cada noche, rogaba con todas mis fuerzas que mis papitos vuelvan.

Un "chiste andante" según Juan Diego, hablaba trivialidades para tratar de dibujar sonrisas a los amigos que me soportan hasta hoy.
Me portaba mal, sin querer, nunca fue por mala, lo juro.
Hacía las cosas sin pensar y malas notas en conducta hacían que me llamaran la atención.

Sin contar a nadie lo que me pasaba en casa, hacía mis tareas, era primer puesto, prestaba siempre mi cuaderno. Menos cinco puntos por pasar las respuestas, de frente a la Dirección. Nadie me entendió.

Escondidita en mi habitación escribía canciones y llenaba mi diario en clave y de vez en vez dejaba mensajes cagones para mamá que andaba tratando de entersarse de mis pasillos cuando mi cuarto quedaba sin mí.

Odiaba ser talla 30 de formador y que mis senos crezcan tanto, por Dios! Me miraba al espejo, me veía mujer, así que una gorra, polos y jean anchos y a jugar frontón.
Tuve un polo rojo de Mickey Mouse.

Regalaba mis muñecas y todos mis ahorros. Prometí que a los 19 me iría a la selva, pero nunca fui capaz.

Me ahogué varias veces en un montón de vasos de agua, demasiadas terapias, no podían conmigo. Fuerte o demasiado sensible, lloraba con la radio a todo volumen y a puerta cerrada.

Hacía almorzar en casa a un señor, hablaba con loquitos porque yo sabía que necesitaban amor. Regalé toda mi ropa en alguna ocasión y mi mamá se rayó.

Me iba al parque, jugaba futbol con los niños y ellos me enseñaban "asquerosidades" que las repetía en reuniones formales.

Graciela y Evelyn intentaron siempre hacerme una señorita del Sagrado Corazón. Iban de compras conmigo por las wevas porque nunca usé lo que ellas escogían.

Tocaba boleros con la mandolina y desafinaba, a propósito, cuando cantaba para las monjas. La profesora Patricia me botó del coro y Rafael dijo que cantaba hasta el culo.

Tuve sólo  una relación larga, con mi primer enamoradillo. Me sacó la vuelta con una de mis mejores amigas de la infancia. De ahí siguieron 5 relaciones más que no duraron más de mes y medio. Aún hablo con la mayoría de ellos.

Me encerré tres años en mi cama. Sólo deambulaba por culpa de las necesidades básicas. Me daban miedo los chicos y más el tercer enamorado que me mintió.
Empecé a juntarme sólo con chicas y a ser más tolerante.

Renací en Cusco un 2010, quería ser un chasqui porque soy Huaco, pe.
Probé la independencia y me encantó. Bailaba sola con mi alma y terminó pro gustarme decir que no a todos los "quieres estar conmigo?"

Ahora ando en bares, voy a Cusco cada año y me encantan los ríos y los mares.

Soy impredecible, dicen. Debería de cambiar, también dicen. Pero yo, sólo quiero que me acepten como soy, con los brazos abiertos para mí, el francés mal hablado y mis males.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Amor romántico

Esta es una historia de esos amores que duran para toda la vida y que para estos tiempos, resultan complejos. Pero puedo afirmar que aún existen, porque desde que conozco a este par de amigos, me he dado cuenta que las estadísticas son demasiado relativas.

Ella era toda una princesa, una carita de estantería fina. El tenía el cabello rizado, ojos negros y demasiado guapo para ser verdad.
Crecieron juntos en el mismo lugar, familiarizados con los mismos rostros, los comensales de siempre y las calles, callesitas que les ayudaron a vivir la gloria. Se escondían de los padres de ella que no permitieron nunca que alguien siquiera roce su mano.
Los años han pasado, ella partió y él repite con cada paso aquellos momentos en los que se sintieron tan suyos.
Ella solo cierra los ojitos y con ayuda de la memoria recuerda cada pequeño instante y de cuando en cuando me cuenta cómo fue todo.

Siguen juntos. Sus besos llegan a través del viento y cuando se encuentran, forman un susurro que se escucha por la inmensidad y regala a todos un momento de complicidad.

Aquí juega lo romántico que vence a esa distancia, que tan sólo les permite contentarse con relatar cada detalle de lo que a ambos les suele pasar. Sé que a veces es difícil que él no pueda sostenerla cuando las cosas andan mal y sé también que la tolerancia se vuelve despreciable cuando él tiene que voltear y ver que ella no está. Un te quiero a gritos precisos hace falta al despertar...

Sorpresitas que viajen por tierra y que lleguen a su puerta puede ayudar. Ser fehacientes con las cursilerías hacen que todo pueda funcionar. Así que te pido que la conquistes cada dia más.

Bar de mar

Buscábamos un lugar donde no nos vieran mal,
caminábamos por las mismas calles,
con las zapatillas mojadas y la paciencia intranquila.
Las mismas conclusiones, las mismas mentiras,
la inquietud de verte llegar.

Mirábamos la puerta de cualquier lugar,
entrábamos para no pasarla mal:
permitíamos al reloj que avance sin parar,
nos reíamos y bailábamos hasta no poder más.

La barra acompañaba a nuestra soledad
y las cervezas llegaban hasta hacernos enamorar.
Amantes de lo absurdo, sin que nos quiera nadie
y nos pretendan botar.

Tomábamos hasta el amanecer,
nos poníamos a meditar y,
sólo hablábamos para brindar
con quien sea, con tal,
quién puede hablar de más.

Un buen día, siguiendo a la rutina
presos del buen rock
coincidimos en el mismo lugar.

No habían olas, tampoco lluvia,
hacía frío y nos empezamos a emborrachar.

Volamos al ritmo de la felicidad
porque el bar se convirtió en el mar.

Yo parecía de Control Machete y tú,
un beatlemaniaco clandestino.

El mar en tempestad, el mar en tranquilidad,
el mar con bandera roja,
con señales de que todo estaba prohibido.

Las olas nos mecían, la música nos remecía
y tú, tú fuiste mi chaleco salvavidas.

Y desde entonces, vamos siempre al mismo bar,
pero no nos hemos vuelto a encontrar

jueves, 1 de septiembre de 2011

Gustos

No me gustan los resaltadores amarillos. No me gustan los lapiceros rojos. Me gusta pintarme los dedos con liquid en los exámenes. Me gusta la tapita de mi lapicero bien mordidita.  Y bueno, no creo en la mentira que, a toda mujer, pretenden  hacer creer, con finalidades criminales al fin y al cabo.

No me gusta mirarme al espejo. No me gusta pintar mis labios. No me gusta peinarme. No me gusta consumir pocas calorías. No me gusta hacer ejercicios. No me gusta dormir temprano. No me gusta sonreir mientras limpio. No me gusta saludar ni mucho menos disimular.
 Me gusta poner música a todo volumen, cantar, gritar y molestar a los vecinos. Me gusta la gaseosa, los cigarros y el rock and roll. Me gusta mi cama, mi almohada y mi cobertor, sobretodo cuando estoy dentro.

 Me gusta la cerveza y ser sinverguenza.

 Me gustan los abrazos. Me gusta caminar sin sentido. Me gusta reirme solita. Me gustan los lugares no concurridos. Y bueno, me gusta quedarme con los viejos amigos.