jueves, 19 de julio de 2012

Sucede cuando escribo.

Olvido que ser mujer amerita portarse bien.  Olvido que los sentidos están divididos en cinco. 
Encuentro una razón para conservar mi desorden. Pluralizo mis defectos y, la verdad es que concretizo mi imperfección.

Cuando escribo, no encuentro motivos para hacer una canción. Simplemente reservo una cita con mi esencia y me permito ser yo. Nadie va a criticar nunca nada o al menos, yo no me voy a enterar.

A veces sonrío, me río, pero siempre, siempre, siempre, termino llorando lagos, ríos, mares que estoy segura me traerán docenas de arrugas en el ceño.

Cuando escribo, encuentro el semáforo en verde para mis sueños, imagino que son reales, los toco, me emociono y el teclado corre como un cometa desesperado.

Supongo que esa es la razón por la que uso tanto Word y el motivo por el que me encanta quedarme sola. 

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