sábado, 4 de agosto de 2012

Los cuernos que mi amor me regaló

Cada gran paso que damos no garantiza un suelo libre de piedritas, espinitas e inmensas caídas. Me volví a caer, what can I do?
Luché tanto por este amor, en las buenas y sobre todo en las grandes peleas. Lo que me queda es todo lo que di. Una palabra, bueno dos: fui incondicional. Me quedo tranquila por eso. Si merecía esto... no lo sé. De nuevo me engañan. No fue suficiente los primeros cuernos de la infancia. Tal vez era necesario caerme por segunda vez, quizás, no lo sé.
Lo cierto es que arriesgué y me fui no de poto, sino de cara. Toda rasmillada por dentro me siento un poco aliviada. Libre de mentiras y de que me sigan viendo la cara de estúpida quiero decirle que no valió absolutamente la pena. Me regaló muchos malos momentos, pero también buenos. Pero su traición puede ser calificada, según mi filosofía de las infidelidades, en el grado de imperdonable, porque todo el tiempo mintió.
Me siento una tremenda cojuda, pero bueno, life goes on y éxitos!

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