domingo, 5 de agosto de 2012

No me gustan las noches

Estar solamente sola dibuja los recuerdos en la forma de un cuento. Las páginas van pasando de poquito en poquito y se detienen despacito, por dos segundos cada una. No hay ruido y solamente te das cuenta que has perdido y también que te han perdido.
La noche es oscura y el cuento en tonalidades grises trae sensaciones tristes. 
No puedes creer la realidad que está pasando justo al frente tuyo, tan adentro tuyo.
Dramatizar es fácil, sí que es fácil, pero estar en silencio sí que es difícil.
Ya no tienes ganas de cantar ni de hablar.
Estas solita y te das permiso de llorar y sólo preguntarte por qué, por qué, por qué.
No me gusta tomar las llaves, llegar a casa y encontrarla vacía.
Pero tal vez estuviste esperando este momento para de una vez quitarte todo el dolor que estás sintiendo, tan guardadito tuyo.
Prendes un cigarro y de pronto te das cuenta que ya vas más de veinte. Tratas de ordenar la casa un poco, desafías tu voluntar para meterte a la ducha o no. Van tres días sin bañarme...
Tu cama se vuelve tu refugio y las sábanas te cantan una canción para dormir.
Mierda, por qué me hiciste esto.

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