Cuando se hace innecesario, sólo queda decirse uno mismo que
es innecesario.
Las fuerzas se han mudado, pero los sueños se cimentaron.
Tanta constancia han marcado las 8 horas que poco a poco
empezaron a jugar a ser 3, 5 y hasta 14, porque las he ido canjeando con el insomnio.
Me he ido a pasear a otra cama, a otro cuarto, a otro color de
paredes. Me he ido de la ciudad. Lo insensato es que extraño a nuestra felicidad.
Te imagino.
Me he distraído con las diferencias que atrae la distancia.
He fotografiado los momentos incómodos y los mantengo enumerados para desear tirártelos todos en la cara cuando siento que ya no aguanto.
La historia no ha cambiado.
No quiero despertar cuando se trata de coincidir con la realidad que se me ha quitado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario