lunes, 26 de marzo de 2012

ROMPECABEZAS

Existe un momento en el que el silencio dibuja el encaje perfecto de mi rompecabezas de mil piezas. Pero es un dibujo, lamentablemente falaz, porque  aparecen más, en fila india.
Al comienzo mostraban equilibrio, pero luego sólo hay asimetría
 en la mesa,
en el piso,
 hasta en la puerta.

 La cajita de las fichas se cierra por las manos que con prisa la tapan.
Son las tres y cinco de la mañana, si es que es así.
Monólogos resuenan en eco, recobran vida.

Dónde mierda está la mandolina.

Empiezo a contar. Un, dos, tres. Un, dos, tres, cuatro.
La música calma, la música emociona,
la música... ACOMPAÑA.

Parquét, piso cuadrado con el que podemos empezar un compás.
La melodía se forma solita, llena de estos dibujos que están estorbando.
La música los transforma en un sonido armonioso.

SOFTLY,
SOFLTY,
yo digo.

Tanta mierda con el quién soy yo.
Esta madrugada regreso al sin sentido.

                                
M
  A
     S

Aplaudo
y me acompaña una canción


El rompecabezas no va a armarse con mi ayuda.
Lo va a hacer solo
Pero hoy, no.
Ahora, no.


A esa estética le llaman perfección.
Un borrador que solamente ensucia.
No puedo ver el futuro
ni el presente de nadie.

Esta no es la ficha.
Te equivocaste.


Todo está lleno de árboles
y hay agua, mucha agua.
Pero no nos ahogamos,
simplemente estamos ciegos.

Los dibujos se van desvaneciendo,
pero bailan cuando quedan monócronos.

No está haciendo frío este verano.
Hay rieles, hay carreteras, hay trocha.
Es un placer.

Hay cuerdas, hay dedos moviéndose,
hay una voz que canta bajito,
hay ruido.

Todo es extraño,
pero nada esta perdido.



















                          

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