lunes, 9 de diciembre de 2013

Le pidieron que escriba un poema.

Le pidieron que escriba un poema. Un poema motivacional para el año nuevo. Se negó entre dientes. De qué podría escribir si ha sumergido el dolor en vicios que están mojándose en llamas. Si tiene encarcelada el alma y ya nadie la aguanta. Si cada día hay una subespecie que detesta. Nunca se ha exigido cordura, tampoco agua pura. Ha tenido transiciones. Ya no quiere más apariciones. Igual están sus direcciones. Quiere dejar de visitar el pasado sin mencionar todos sus estragos. Quiere dejar este aliento amargo de un viaje clase turista que le salió caro. Tiene la mente en blanco y al miedo rondando. Ya nada le parece apropiado. No se ha mimetizado. No puede bajar la mirada. Eso no se ha enseñado. Tiene sus razones con una conciencia desordenada de convicciones. Hace tiempo que la santidad se le ha evaporado. Por eso no puede escribir de cosas bonitas, ni siquiera algún verso bien intencionado.  Sólo quiere curar las heridas del protagónico antagónico que, por error, ha caracterizado.

Todo eso se los explicó en una carta que únicamente decía: "No puedo. Muchas gracias".

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