miércoles, 17 de agosto de 2011

El principito existía

Mañana es uno de los días más importantes de mi vida, son las 10:48 pm y aún me faltan demasiadas cosas por hacer. No puedo lidear más con el sueño, siento que me caigo, pero para hacer todo bien era preciso escribir lo que últimamente da vueltas por mi cabeza y me anda "distrayendo".
Hoy por la tarde vi "Help!" y ahora me intoxico con los Beatles para descargar todo. Quiero que salga todo ya, de una vez.
Siempre ando calculando lo que debo de sentir y huyo cuando siento que no lo puedo manejar. No estoy dispuesta a dañar un milímetro de mi corazón y por eso ando poniendo los un mil parámetros para que alguien sea "el chico especial", un principillo azul un tanto diferente al que toda niña salida de un colegio de monjas espera.
Lo malo: encontré al chico.
Era increíble, pero cierto. Existía y no tuve que darme la vuelta al mundo que esperaba para encontrarlo. Concordaba cada detalle, salvo uno, tenía el pelo corto... pero, antes era largo, así que aquella característica no estaba muy alejada de su realidad.
Lo conocí en el lugar menos pensado, aunque estaba segura que era uno de sus locales favoritos y yo, hace dos años que no pisaba aquel bar...y es que no esperaba conocerlo justo ahí y aún menos, ese día. Fue uno de los sábados que salía sin ganas, por no cagar a una de mis mejores amigas y porque no tenía ningún plan más. Salí toda apurada con la idea de que me aburriría así que un par de tragos con cigarros ayudarían. No pretendo ni quiero contar la historia por aquí porque fue increíblemente genial y pues especial, también.
La confianza fluyó como si ese "mantener la debida distancia y reserva de mí misma" ya hubiese cedido gracias al tiempo. No entiendo cómo, pero era tan sencillo como yo que le conté todo sobre mí y lo incluí en esas horas en parte de mí... Por primera vez, no hablé de aquel chico al que alguna vez quise con todo. Es una costumbre contar mi triste historiesilla de amor, pero no pues, ni siquiera la recordé.
Era como si toda la vida lo hubiese esperado y sas, apareció, llegó, dejaba de ser ideal para ser real.
Obviamente lo cagué un par de veces, soy así, pero se quedó conmigo, aunque sólo duró ese día y la mitad del siguiente.
Ahora, recuerdo cada detalle y quisiera retroceder un poquito, sin cambiar lo grandioso de todo, pero quizás abrazarlo con todas mis fuerzas y decirle cosas bonitas que lamentablemente no las pronuncié.
Estoy fumando la marca de cigarros que él me enseñó y así revivo todo...
Tan solo me queda el recuerdo, con un comienzo y final estupendo fusionado con las risas y compatibilidades que encontramos esa noche.
Chau chico lindo, me encantaste.

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