domingo, 7 de agosto de 2011

Encantos

En el stand-by que deja una resaca de aquellas, el teclado no deja de decir tic-tic-tac como si fuera un reloj cronometrando cada letra que va al compás de los segundos. Bailan en su apreciada soledad un tango, erguidas, sensuales y repulsivas porque sí, formando palabras completas, sin sentido, pero ni modo.

Qué bonito es pronunciar lo que es como suena, frío cuando debe ser o caliente cuando el momento lo amerita: tierno, cruel, dulce, rudo. Y es que es así, como la mayoría de veces termina significando el sobrevivir. Vivimos sobre sueños, esperanzas y necesidades básicas.

Cantemos una canción, la que venga a la mente hoy, que se agite el corazón y resuene tan fuerte porque hoy es hoy. Yo estoy cantando my favorite song, una apología de lo que el amor no es hoy.
Definamos en un momento lo abstracto del miedo, sin temor, vamos, sí podemos.
Brindemos porque respirar no cuesta, sonríamos y mirémonos en el espejo, sensación fresca, no? Permitamos que la paz recorra por todo el cuerpo, que fluya por los espacios donde aún queda  rencor, uno, dos, tres, contemos los momentos buenos y crezcamos con los que nos hicieron llorar, viajemos en el tiempo, sintamos que estamos en el vientre de mamá, conectémonos con los recuerdos, vivámoslos una vez más. Pensemos en las personas que conocimos, mandémosles un abrazo a todas. Paremos un tanto de lo que siempre hacemos y al continuar, sigamos pero ahora concientes de que nacimos y vivimos para amar.

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