jueves, 25 de octubre de 2012

Mis amigos de Santo Domingo.

El darling.
Nunca me he puesto la camiseta de la hinchada de "We love la fruta y las verduras and we are so proud of that". Ni las llantas que decoran mi cintura me han llevado a esas sanas adicciones, pero no por eso, he dejado de jugar con las pepas de las uvas y los duraznos.
On the other hand, él solía comer fruta y tenía su camiseta que creo que hasta le servía de pijama (just kidding). Pero qué manera de que le guste lo sano, carajo. Además de ser demasiado ordenado, su plato favorito era el salpicón de pollo, que irónicamente fue lo que almorzamos juntos por última vez (aunque realmente si se trata de almorzar con él otra vez, hasta me vestiría con plumas y comería manzanas).
Tocaba la batería, de noche, de día, de domingo a domingo, de mes en mes y yo, no me aburría de verlo los 365 días.

El Marce.
Se hizo un peinado de fruta cuando tenía 16. Estaba loco. Tocaba el bajo y cantaba a más no poder. Pero guardaba un secreto tierno con el que hasta ahora lo molesto. Lo encontrabas en las tocadas y rodeado de muchas chicas malas wannabe y es que el Marce era y es bien churro, PE! Pero a él nunca le ha importado eso. Tenía una sonrisa extraña y un corazón gigante.

El Charro.
A él lo conocí aaaaantes, mucho antes que a toditos. Estudiábamos inglés y en esa misma pubertad, la vida nos volvió a juntar. Gracias al darling lo volví a encontrar. El Charro es un cagón y eso hace que cuando lo conozcas, nunca, nunca puedas olvidarte de él. Me hacía dibujitos de la puta madre y era el propietario de unos helados de diez céntimos riquísimos. Es genial caminar y conversar con él. Tocaba la guitarra y estaba locazo este mi hermano.

El Bazán.
En la chiquititud el Bazán me ha dado terapias gratis sin que él se dé cuenta. Siempre le contaba mis peleas con el darling y a todo le encontraba SOLUCIÓN. Él era el vocalista, sacando pecho por su banda, mierda! A diferencia de los tres, él no tenía los dos pies izquierdos y lo podía encontrar en algún quino tirando su salsa. El más elegantón de todos era, una dulzurita el Bazán.

El primo.
Unos ojos preciosos tenía el primo. Creo que fue el que más me tuvo que soportar porque siempre era él el que pagaba pato cuando me ponía a buscar como loca al darling. Me ha visto feliz, me ha visto triste, me ha visto calladita y me ha visto demasiado habladora. El primo aunque no tenía mi sangre sino la del darlingo, ha sido como si fuera mi familia. Me acuerdo que cogía su celular y me leía sus mensajes de texto sin que se diera cuenta y me encantaba como  a una de sus enamoradas le decía "preciosa". Siempre fue tierno y buenmozo.

Yo he sido la groupie de estos cinco chicos y los he querido y quiero harto. Y para no cambiar mi cualidad de "llorona" siempre que me acuerdo de ellos, chiquititos y ahora, todos unos hombres, me pongo a llorar de felicidad, alegría, etc., porque si he tenido la mejor pubertad/adolescencia fue gracias a ellos. Los amo, mis amorcitos.









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