viernes, 5 de octubre de 2012

Para el darling



It’s so hard to be heartless contigo.  Son ocho años recién cumpliditos desde el día en que te convertiste en mi persona favorita y más importante (sin contar a los de los lazos sanguíneos). No sé si una amigdalitis de Tarzán fue la que manejó nuestros destinos, pero a pesar de que cada quien ha vivido en un mundo feliz aparte y distante el uno del otro, fuiste siempre mi mejor amigo.
Has sido mi niño consentido e hiciste que este limón amargo se conviertiera automáticamente en azúcar cuando estaba contigo, o tal vez, era porque yo quería serlo sólo cuando era contigo. Al fin y al cabo, tú me regalaste varios de los mejores momentos de mi vida que se han quedado pintaditos en mi cabeza y aparecen automáticamente en fila, como si fueran una exposición cuando tengo ganas de sonreír y ser inmensamente feliz. Y es que toda la vida me has soportado, de tus labios siempre han salido palabras lindas, me has cuidado, has sido mi pañuelo/hombro/payasito cada vez que sentía que no podía más. Has escuchado las un mil cosas que siempre ando contándote, sabes de memoria mis historias de amor volátiles y también acerca de las familiares.
Cada vez que no sabíamos qué hacer o estábamos en la mismísima mierda era suficiente escribirnos porque preferíamos, a pesar de la increíble distancia, contarnos ambos lo incontable y porque sabíamos que antes de encontrar una desahuevada, íbamos a hallar unos brazos abiertos a través de unas líneas para poder llorar y cagarnos de la risa inmediatamente después.
Sabes, tú siempre has formado mi presente, siempre te he llevado conmigo y las un mil veces que me he mudado, he llevado en una cajita una foto tuya con cositas que alguna vez me regalaste.
Te he querido y te quiero tanto que estás seguro así como cualquiera que me conoce siquiera un poco que daría hasta mis sueños por ti.
Pero también con el tiempo ambos hemos cambiado y como dices tú, soy la persona que más te conoce en este mundo y quizás por eso te he comprendido en tantas cosas. Pero ahora, ya no puedo o tal vez simplemente ya no quiero. Sé que últimamente no te ha dado el tiempo para conocer e interiorizar cada uno de mis nuevos cambios y que mi amargura talla XXL aún no te la crees. Perdóname. Perdóname, pero ya no quiero ser dulce nunca más contigo porque ahora no te entiendo o como lo dije en líneas arriba, ya no estoy dispuesta a querer entenderte ni pretender justificarte siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario