It’s so
hard to be heartless contigo. Son
ocho años recién cumpliditos desde el día en que te convertiste en mi persona
favorita y más importante (sin contar a los de los lazos sanguíneos). No sé si una amigdalitis de
Tarzán fue la que manejó nuestros destinos, pero a pesar de que cada quien ha
vivido en un mundo feliz aparte y distante el uno del otro, fuiste siempre mi
mejor amigo.
Has sido mi niño consentido e hiciste que este limón amargo
se conviertiera automáticamente en azúcar cuando estaba contigo, o tal vez, era
porque yo quería serlo sólo cuando era contigo. Al fin y al cabo, tú me
regalaste varios de los mejores momentos de mi vida que se han quedado
pintaditos en mi cabeza y aparecen automáticamente en fila, como si fueran una
exposición cuando tengo ganas de sonreír y ser inmensamente feliz. Y es que
toda la vida me has soportado, de tus labios siempre han salido palabras lindas,
me has cuidado, has sido mi pañuelo/hombro/payasito cada vez que sentía que no
podía más. Has escuchado las un mil cosas que siempre ando contándote, sabes de
memoria mis historias de amor volátiles y también acerca de las familiares.
Cada vez que no sabíamos qué hacer o estábamos en la
mismísima mierda era suficiente escribirnos porque preferíamos, a pesar de la increíble
distancia, contarnos ambos lo incontable y porque sabíamos que antes de
encontrar una desahuevada, íbamos a hallar unos brazos abiertos a través de
unas líneas para poder llorar y cagarnos de la risa inmediatamente después.
Sabes, tú siempre has formado mi presente, siempre te he
llevado conmigo y las un mil veces que me he mudado, he llevado en una cajita una
foto tuya con cositas que alguna vez me regalaste.
Te he querido y te quiero tanto que estás seguro así como
cualquiera que me conoce siquiera un poco que daría hasta mis sueños por ti.
Pero también con el tiempo ambos hemos cambiado y como dices
tú, soy la persona que más te conoce en este mundo y quizás por eso te he
comprendido en tantas cosas. Pero ahora, ya no puedo o tal vez simplemente ya
no quiero. Sé que últimamente no te ha dado el tiempo para conocer e
interiorizar cada uno de mis nuevos cambios y que mi amargura talla XXL aún no te la
crees. Perdóname. Perdóname, pero ya no quiero ser dulce nunca más contigo
porque ahora no te entiendo o como lo dije en líneas arriba, ya no estoy
dispuesta a querer entenderte ni pretender justificarte siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario